PROYECTO PEDAGÓGICO

 

Con frecuencia, las actividades extraescolares y complementarias realizadas por algunas entidades no cuentan con un planteamiento global ni presentan un sustento adecuado sobre fines y objetivos; responden a intervenciones con escasa programación o consistencia.

En ese escenario intentamos actuar, aportando nuestro Proyecto Pedagógico y encaminando nuestros métodos a una educación bien planificada, con objetivos a corto y largo plazo; que aporte a nuestros alumnos valores, capacidades y actitudes que trasciendan los contenidos educativos y las materias evaluables.

Para dar mayor consistencia a nuestro proyecto vamos a explicar, con brevedad, los referentes teóricos y pedagógicos sobre los que basamos nuestras líneas de actuación.

Fundamentos Teóricos:

 

El conocimiento de las características y procesos evolutivos de los alumnos supone para nosotros una valiosa herramienta para comprender qué pueden hacer, cómo lo pueden llegar a hacer y en qué momento estarán mejor dotados para aprender las diferentes destrezas  y asimilar los contenidos de nuestras actividades.

Para ello, destacaremos algunas aportaciones de psicología evolutiva y procesos de maduración y aprendizaje infantil que son nuestros referentes:

a)  Características intelectuales y psicológicas en las etapas infantiles.

b)  Dimensiones del desarrollo motor y capacidades psicomotrices de los niños.

a)  a) Etapas psicológicas infantiles:

 

Las teorías cognitivas se centran en el estudio de la estructura y desarrollo de los procesos del pensamiento, especialmente cómo afectan a la comprensión de la persona sobre su entorno. La comprensión infantil de que el mundo cambia, el paso de una etapa a otra, se va consiguiendo en función de la edad –maduración- y la suma de experiencias.

 

Ninguna teoría del desarrollo cognitivo ha tenido más influencia educativa que la teoría de etapas cognitivas presentadas por Jean Piaget. Propone que los niños, a cada edad, tienen capacidad para resolver determinadas cuestiones y problemas, estableciendo unas secuencias o periodos evolutivos en el proceso cognitivo.

 

   

Estos cambian en el tiempo, configurando y definiendo las etapas del desarrollo humano:

1) A lo largo de los dos primeros años de vida, tiene lugar la etapa de la inteligencia o sensoriomotriz.

2) Entre los 2 y los 6 años, los niños desarrollan la etapa preoperacional.

3) Entre los 7 y los 11 años alcanzan la etapa de las operaciones concretas, por lo que aún no son capaces de pensar en abstracto y plantear hipótesis.

4) Posteriormente, entre los 12 y 16 años, desarrollan la inteligencia formal, lo cual ya  permite a los jóvenes desarrollar abstracciones, crear hipótesis y procurar verificarlas para comprobar si son ciertas.

Esta teoría, y su distribución por periodos, es la actual base de la  organización educativa por edades y la organización de los contenidos curriculares. Por lo cual, será una de nuestras referencias en la propuesta y ejecución de actividades. 

 

Poniendo especial énfasis en las dos etapas centrales: pre-operacional y de operaciones concretas (que ocupan el rango entre los 3 y 12 años) donde centraremos nuestro proyecto educativo.

 

 

 

 

b) Desarrollo y capacidades psicomotrices:

 

Cuando hablamos del desarrollo motor humano nos referimos al proceso por el cual una persona adquiere las capacidades necesarias para poner en práctica su motricidad. Éste se prolonga a lo largo de toda la vida, comenzando por un incremento progresivo de las capacidades en los primeros años (infancia y adolescencia), un relativo mantenimiento de esas capacidades a lo largo de la juventud y madurez, y su involución camino de la vejez. Estos procesos, comunes para todos, pueden ocurrir de forma más lenta o acelerada dependiendo de factores tan importantes como el hábito de la práctica deportiva desde la infancia.

Con frecuencia se comete el error de creer que la motricidad es únicamente movimiento del cuerpo, pero para que este movimiento sea efectivo han de intervenir en él, no sólo el componente biológico, sino también la inteligencia, la afectividad y las emociones.

De esta forma, cuando nos referimos al movimiento, a la motricidad o al desarrollo motor, debemos tener presentes cuatro áreas  o dimensiones del desarrollo:

1) Biológica, comprende los cambios más visibles en el desarrollo humano relacionados con el crecimiento físico y la madurez del cuerpo, haciendo referencia al tamaño, forma y composición corporal, y su influencia sobre la fuerza, resistencia y coordinación.
2) Neuromotora, comprende los aspectos relacionados con las mejoras cualitativas y cambios que el sistema nervioso manifiesta a lo largo de los años, y cómo éstos influyen en el rendimiento y el desarrollo.
3) Cognitiva: procesos y mecanismos relacionados con el control y la coordinación de las acciones, estudiando cómo los niños perciben y almacenan las informaciones adquiridas
4) Socioafectiva. Aspectos afectivos y sociales que se derivan de las actividades desarrolladas contemplando los temores, sentimiento de seguridad o inseguridad, socialización, motivaciones e intereses del niño como consecuencia de sus prácticas. Cuanto más capaz, competente y seguro se sienta un alumno, más deseo tendrá de practicar sus tareas y mejor desarrollará el aprendizaje de las diferentes destrezas.

Todas estas dimensiones y sus interrelaciones serán otra de nuestras referencias en la propuesta y ejecución de actividades.  Sobre todo en las de carácter físico, deportivo o de participación activa; donde intentamos atender los cuatro áreas del desarrollo psicomotriz incidiendo especialmente en: motivación, equilibrio personal participación, solidaridad, autonomía y superación.

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